Aunque preferiría que fuese al revés, siempre veo primero las películas cuyo guión está basado en una novela; al final, siempre termino haciendo comparaciones y estas últimas ganan, a veces por mucho.Cuando vi por primera vez el trailer de La brújula dorada, algo me dijo, casi instintivamente: «Esa película está basada en una novela de fantasía. Casi por seguro.» Y no me equivocaba.
Investigando un poco por la Internet, descubrí que estaba basada en una novela de Philip Pullman, Luces del norte, y que pertenecía a una trilogía que había causado algo de revuelo cuando se publicó el último tomo y cuya ligera polémica volvió a levantarse con el estreno de esta película.
Por supuesto, tal polémica era extraña en un libro «infantil», por lo que terminé realmente interesado en leer toda la trilogía con tal de averiguar más sobre su, supuestamente, polémica temática: la religión.
Pero vayamos por partes.
Primero una pequeña aclaración con respecto al título. En el original inglés británico, la novela recibió el nombre de Northern lights; sin embargo, como pasa algunas veces, cuando el libro llegó a Estados Unidos, se cambió el título para hacerlo más accesible al mercado infantil, por lo que se tituló The golden compass, en referencia al instrumento alrededor del cual NO gira la trama.
La historia se centra en Lyra Belacqua, estudiante del Jordan College, un instituto británico para jóvenes, donde se desenvuelve como una niña común y corriente. Sin embargo, alrededor de toda la ciudad de Oxford, han ocurrido extrañas desapariciones de niños, asociadas a un grupo cuasi-terrorista que todos llaman Zampones.
Ya que uno de los desaparecidos es el mejor amigo de Lyra, ella se dedicará a buscarle. Su investigación la llevará a lugares tan recónditos como el polo norte, donde se presentan las famosas auroras borealis (o luces del norte, como gusten llamarlas) y a descubrimientos que no aclararan muchas dudas, sino que abrirán más y más preguntas que se irán respondiendo a lo largo de la trilogía.
Cabe decir que el contexto en que todo se desarrolla es diferente, y el autor utiliza conceptos nuevos, basándose en nuestro mundo para crear una suerte de universo alternativo: es nuestro mundo, pero bajo una ucronía provocada por la no sucesión de ciertos eventos, como la Revolución Industrial.
Uno de estos conceptos, que me pareció muy interesante, es el de los daimonions. El autor tomó el nombre del griego dæmon, y que hace referencia a la manifestación física del alma de una persona, con forma animal, y que tiene la habilidad de transformarse cuando se es niño y adquiere una forma concreta al llegar a la edad adulta.
El lenguaje que utiliza el autor es simple, directo, pero bastante rico en detalles, lo que vuelve la lectura fácil y amena (cosa que no sucede en otros libros). Los personajes son descritos correctamente y son reales pues no son completamente buenos o malos. Esto puede confundir a los niños pequeños, aunque, debo aclarar, esta novela no es precisamente infantil.
La novela tiene tantas metáforas que puede considerarse una alegoría, una que se levanta como la antítesis perfecta de Las crónicas de Narnia de C. S. Lewis.
En fin, una novela recomendable para todo aquel que quiera pasar un rato agradable leyendo una novela sencilla en lenguaje pero compleja en temática. No apta para los que no están seguros de sus creencias religiosas.
Por The Alias writer
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